miércoles, enero 16, 2008

entrega 85

Dame calma y dame vértigo,
ven a llenar mis pocas horas lúcidas,
extraño método de ahogar la sed, aquí,
lejos de tu lágrima

Jorge Drexler





Porque pasan los otoños
y mi corazón no para de llamarte,
de gritar tu nombre
de tratar de detenerte
precisamente cuando el olvido
parece que, al fin, me ha dado alcance


Pero de nueva cuenta apareces en el fondo de la lluvia
en los colores de mis tardes
en el mar...


En un recado tuyo olvidado dentro de un libro



Estos siguen siendo los pequeños detalles
que, más o menos,
van armado y desarmado mis días




dulces sueños

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