jueves, agosto 31, 2006

entrega 37

Y sin embargo, allí estábamos, allí estábamos cuando las manos se enlazan
y rozan al corazón soñoliento como una suave advertencia,
en esa búsqueda,
cuando el presentimiento de los cuerpos son los labios.

José Carlos Becerra (1937-1970)



Como el primer beso
justamente
como la primera vez de todo
como el descubrimiento
la revelación de lo que nos hace permanecer quietos
ó en silencio
ó bien, con la boca abierta
ó los ojos cerrados
esa calma
esa aseveración de lo inmóvil
esa premonición de lo finito..

¿Puedes verlo?

¿Puedes ver que las únicas señales que me dejaste son pétalos frescos de tu crueldad más amarga?

¿Puedes oler el ácido de lo profundo de esta herida?

¿Sentir ese viento que sólo comprueba
nuestra existencia con sus caricias obscenas?

¿De dónde obtuviste el valor para deshacerte de la memoria?

¿Cómo pudiste ignorar los llamados de lo irrecuperable?

¿De qué lugar robaste esa fuerza que sólo el corazón puede beberse de un solo trago?

ayúdame a entender

explícame, tú que puedes…

¿Por qué mis pájaros han ignorado todos mis recados?



Dulces sueños

P.F.