miércoles, abril 11, 2007

entrega 57

Anestesiado, hambriento, desposeído de mis latidos


Condenado a vivir con dolor toda la vida, sin que me de cuenta


Desde hoy los mártires se niegan a morir por nada


Parece que el amor existe sólo en bocas que no conocen la manera de mencionar su nombre…



Mi voz se ha quedado hueca, inmóvil,


pues ya no estás para escuchar…




dulces sueños

P.F.