jueves, julio 05, 2007

entrega 66



Últimamente vivir es caminar con el lodo hasta el nivel del cuello. El amor es tan lejano que mi piel esta cansada de pedir una caricia. Esto es el mundo, cada amanecer vuelvo a ser testigo de cómo se ahoga en su propio vómito. Salgo a la calle para medir mi autocompasión, para contagiarme de alguien que por cama tenga el frío del pavimento. Ninguna casa me satisface, ninguna sombra la reconozco como propia, como un vampiro que no puede encontrarse en el espejo. El corazón se convierte en ansia, mañana, tarde, noche.



Lo triste es que, el cuerpo que necesito para volver a encontrarle la sonrisa a las estrellas, sólo puede ser el tuyo.


p.f.