entrega 45
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entrega 45
Nocturno mar amargo
que humedece mi lengua con su lenta saliva,
que hace crecer mis uñas con la fuerza
de su marca oscura…
Xavier Villaurrutia (1903-1950)
Traigo varias cuchilladas en el alma,
tal vez demasiadas
Cada día, sí,
cada día
intento
me levanto
más por obligación que por gusto
por puros “instrumentos”
en piloto automático
por puro amor al arte
por plena terquedad
Me he convertido en la mascota obediente de mi rutina
de mis propias emboscadas
el miedo es la conquista de todos mis errores
Por eso nada más me queda escribir
e inventarme una salida
pintarme una puerta falsa
cavarme un hoyo para meter la cabeza,
el cuerpo entero
La hoja en blanco es ahora mi confesora,
mi terapeuta
la geografía favorita de mis tristezas
Cómo me gustaría volver a escribir sobre ese amor que te hace ver otros colores
detalles que no habías visto en tus calles más transitadas
Volver a referirme al amor como el agua que no se acaba
y al fin te llega, después de tanta sed
A ese amor que te rescata,
aunque padezcas la peor de las desgracias
A ese amor que escucha y comprende...
Que besa como si al mundo le quedaran dos minutos
Pero el papel en blanco sólo acepta el dictado macabro del hombre del abrigo sin estrellas
que ordena que el amor está olvidado,
muerto
pues él se ha bebido toda su sangre
Sí, toda su sangre…
Y otra vez sólo puedo escribir
sangre
olvido
gritos
noche
dolor
pérdida
ahogo
fantasmas
respiración
latidos
lluvia
abandono
alma
tormenta
perros
desamor
esperanza
cuchillo
cuchilladas
obsesión
Me encantaría pensar que esto es pasajero
que regresarán las palabras que ponen sonrisas cómplices en nuestros labios
palabras que no vivan en el túnel solitario de la madrugada
pero sé que por ahora el hombre del abrigo sin estrellas es mi dueño,
el que me sopla todas las respuestas incorrectas
en este, el examen de mi vida…
dulces sueños
P.F.
entrega 45
Nocturno mar amargo
que humedece mi lengua con su lenta saliva,
que hace crecer mis uñas con la fuerza
de su marca oscura…
Xavier Villaurrutia (1903-1950)
Traigo varias cuchilladas en el alma,
tal vez demasiadas
Cada día, sí,
cada día
intento
me levanto
más por obligación que por gusto
por puros “instrumentos”
en piloto automático
por puro amor al arte
por plena terquedad
Me he convertido en la mascota obediente de mi rutina
de mis propias emboscadas
el miedo es la conquista de todos mis errores
Por eso nada más me queda escribir
e inventarme una salida
pintarme una puerta falsa
cavarme un hoyo para meter la cabeza,
el cuerpo entero
La hoja en blanco es ahora mi confesora,
mi terapeuta
la geografía favorita de mis tristezas
Cómo me gustaría volver a escribir sobre ese amor que te hace ver otros colores
detalles que no habías visto en tus calles más transitadas
Volver a referirme al amor como el agua que no se acaba
y al fin te llega, después de tanta sed
A ese amor que te rescata,
aunque padezcas la peor de las desgracias
A ese amor que escucha y comprende...
Que besa como si al mundo le quedaran dos minutos
Pero el papel en blanco sólo acepta el dictado macabro del hombre del abrigo sin estrellas
que ordena que el amor está olvidado,
muerto
pues él se ha bebido toda su sangre
Sí, toda su sangre…
Y otra vez sólo puedo escribir
sangre
olvido
gritos
noche
dolor
pérdida
ahogo
fantasmas
respiración
latidos
lluvia
abandono
alma
tormenta
perros
desamor
esperanza
cuchillo
cuchilladas
obsesión
Me encantaría pensar que esto es pasajero
que regresarán las palabras que ponen sonrisas cómplices en nuestros labios
palabras que no vivan en el túnel solitario de la madrugada
pero sé que por ahora el hombre del abrigo sin estrellas es mi dueño,
el que me sopla todas las respuestas incorrectas
en este, el examen de mi vida…
dulces sueños
P.F.
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