entrega 14
entrega 14
18 de enero del año 2006
Una noche que trataba de coserme a las plantas de los pies la sombra que se me había rasgado, como si retiraras una gasa de una herida aun fresca, regresaste a pesar de que ya no esperaba toparme con tus labios de sangre, con tu piel de dolor sin fin.
Aunque la luna llena fue testigo de ese accidente terrible nunca tuvo la delicadeza de advertirme que su luz se asemejaba a cuchillos que un malabarista ciego trata de atrapar con la lengua.
Entonces, ante eso, en medio de la contingencia más atroz, en ese intento torpe que hacía para unirme de nuevo con los restos de mi sombra fue cuando apareciste con el corazón completamente abierto, ofreciéndomelo en el hueco de tus manos, así como hace el cielo nocturno cuando ha pasado la tormenta y no le queda otro remedio que regalarnos la luz de las estrellas.
¿Dónde es que te escondes?
¿En qué lugar puedo encontrar el destino de tus constantes milagros?
Muéstrame el estanque donde mi reflejo no hace otra cosa que observarte…
P.F.